La Rusia de finales del siglo XIX y principios del XX estuvo marcada por una profunda crisis política, social y económica. Los partidos políticos que se oponían al régimen zarista en ese momento ofrecieron diversas propuestas y demandas de reforma para transformar su país hacia un futuro más justo e igualitario.
Entre los partidos opositores que exigían cambios notables estábuen el caso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, una de las fuerzas principales para la revolución rusa. Sin embargo, era una constante que muchos destacaron, la falta de claridad estratégica y táctica lo hacía en algunos círculos, un obstáculo al cumplimiento de los objetivos.
Libertad política y fin del absolutismo

Los partidos opositores a la monarquía zarista, como el liberal Kadet (Partido Constitucional Democrático), defendían con fuerza la necesidad de abrogar las leyes restrictivas que impedían a los ciudadanos ejercer sus derechos políticos y sociales. Para ellos la libertad política era esencial para que Rusia pudiera avanzar en su camino hacia una sociedad más igualitaria y justa.
Entre estos derechos se encontraban el de reunión pacífica, manifestación con antorchas o simplemente la posibilidad de participar sin temor a represalias con otras cuestiones políticas e ideológicas. Para ellos era vital que existieran instituciones democráticas capaces de ser representadas y defendidas por las clases más afectadas por el abismo social, así como un gobierno al que representasen genuinamente a sus electores.
El Partido Socialista Revolucionario exigió, por su parte, la abolición del sistema feudal en sus últimas formas. Para este partido era crucial establecer unas sociedades agrarias cooperativas en las propiedades, propiedad estatal, así como que los campesinos tuvieran acceso a la tierra como base fundamental para mejorar su calidad de vida.
Unificación nacional y descentralización fiscal
Otros partidos opositores, como el Partido Popular Socialista (Trudoviki), abogaron por una mayor descentralización del poder político para permitir que las regiones pudieran manejar sus problemas locales. Esta idea estaba ligada a la unificación nacional, es decir, promover el patriotismo y la identidad rusa mediante un gobierno más representativo de las diferentes regiones.
En cuanto a la descentralización fiscal, este partido propuso establecer una estructura tributaria que permitiera a las regiones gestionar sus ingresos como le conviniese. Esta propuesta pretendía facilitar la vida de los ciudadanos y también favorecer la participación de todos los actores políticos en el juego electoral, ya que creaban un sistema que daba prioridad a la representatividad en cada territorio.
No obstante, el Partido Socialdemócrata, por ejemplo, defendió reunificar a la oposición, para así lograr unidad y dar al régimen zarista una buena lucha en una batalla política. Para este partido era tan importante que hubiera igualdad entre todos los miembros de una sociedad como un poder representativo.
Derechos sociales y cambio económico
Los partidos socialistas tenían grandes objetivos tanto sociales como económicos, como la mejora para el pueblo trabajador y la supresión de toda injusticia, es decir reformas en los derechos del ciudadano común. Para esto defendían un mejor reparto, acceso a la educación y cultura para todos.
El Partido Obrero Socialdemócrata, por ejemplo, se proponía nacionalizar ciertas industrias estratégicas, como el transporte o las comunicaciones, para así controlarlas en beneficio de los trabajadores. También defendieron una política fiscal que ayudara a reducir la desigualdad económica y permitiera mejorar significativamente las condiciones laborales de todos los trabajadores.
El Partido Socialista Revolucionario planteaba un debate importante, ya que abogaba por la reforma en el sistema judicial y educativo. Consideraban fundamental que el régimen zarista fuera sensibilizado hacia un estado democrático, que no castigara a nadie por su pertenencia a partido concreto.
Participación de las mujeres

Aunque existían ciertas asociaciones feministas antes, se fortalecieron y volvieron visibles durante la segunda revolución, como en muchas otras acciones a favor de los derechos humanos.
Los Socialrevolucionarios crearon el Partido Libre con su declaración de principios basada en igualdad de género dentro del partido. Los socialistas no tenían que defender únicamente a sus obreros o campesinos; en este caso, defendieron los derechos fundamentales y necesidades de las mujeres.
El movimiento por la mujer trabajadora tuvo lugar en una época marcada por el desafío que enfrentaban todas ellas como mujeres. El Partido Socialdemócrata también mostraba su postura favorable con sus representantes feministas, como Rosa Luxemburgo.