La displasia de cadera es una condición médica que tiene el efecto negativo sobre la calidad de vida de muchas personas. Si bien, existen numerosas condiciones físicas que podrían impedir a las madres o padres de familia trabajar en un entorno escolar, hay ciertas modalidades de trabajo (como educador especial) donde esta condición no constituye un problema. Sin embargo, las mujeres con displasia de cadera pueden optar por llevar vidas activas al elegir la profesión educador especial. Esto les permite ayudar a otros como compañeros y colegas y, en muchos casos, también a los estudiantes que requieren apoyo.
Si bien esta condición es un reto para muchas personas, existen estrategias eficaces que pueden ayudarlas superar sus dificultades físicas para trabajar en el ámbito educativo. Algunos ejemplos de estas estrategias incluyen: organizar su entorno con elementos fáciles de acceder, elegir tareas manuales adecuadas y considerar la inclusión de colegas más hábiles y con un mejor estado físico para realizar ciertas tareas.
Aspectos Físicos
La condición displasia de cadera puede impactar significativamente en las actividades físicas; específicamente, en esta línea profesional, esto se refleja directamente durante todo el proceso laboral. Por un lado, los movimientos y desplazamientos que realiza su cuerpo pueden causar irritación o estrés muscular y fatiga en la columna vertebral, lo que puede afectar directamente a su bienestar emocional y psicológico al largo del día.
Por otro lado, una mujer con displasia de cadera debe estar consciente de realizar ejercicios regulares para mantener sus músculos de la zona lumbar fuertes para evitar mayores dolores en el futuro. Además existe cierto número de medidas que pueden aliviar su movimiento durante las sesiones y hacerlas más cómodas como, por ejemplo: el uso del bastón como elemento asistente.
Barreras Legales

La inclusión laboral tiene un punto importante a tener en cuenta que son los aspectos legales del empleo. Por lo general, en la mayoría de los colegios y centros educativos existen ciertas restricciones o limitaciones. Se trata de evitar una situación donde algún empleado con cierto tipo del problema no supere sus barreras físicas o emocionales a causa de las medidas adoptadas por su centro.
Para superar esto, en primer lugar hay que intentar adaptarse y cambiar el entorno laboral concreto donde se trabaja dentro de la normativa vigente. A esta acción debe sumarse una formación más amplia y variada dedicada a la atención de usuarios en general y a personas con condición física similar para tener conocimiento práctico sobre cómo abordar ciertas situaciones del colegio que puedan requerir adaptación por parte del resto de los compañeros.
Aspectos Emocionales
La vida emocional de las empleadas con un problema físico como la displasia de cadera pueden verse afectadas al trabajar con niños, algo que puede ser muy agobiante en momentos de malestar y/o necesidad de descanso. No obstante existen posibles estrategias para seguir realizando su trabajo a pesar de sus problemas de salud como, por ejemplo: pedir descansos cuando sea necesario o trabajar desde casa un día a la semana.
Además si se quiere hacer una relación cercana con los alumnos y realizar actividades para hacerlo más gratificante es importante que la empleada pueda transmitir las siguientes ideas básicas: el respeto propio, el trabajo en equipo; la cooperación y solidaridad y resolución de conflictos. De esta manera la educadora con un problema sería una gran referencia tanto para los alumnos como para otros educadores colegas.
Superar barreras legales

Al trabajar para superar los obstáculos físicos y emocionales, las mujeres con displasia de cadera son capaces de hacer frente a muchas adversidades en su entorno laboral. Este proceso requiere la ayuda de compañeros, colegas y amigos que, una vez comprenderán nuestra situación particular; serán los primeros dispuestos a proporcionarnos ayuda para llevar a cabo un día efectivo de trabajo.
Por lo general si se opta por convertirnos en educadoras especializadas podremos ayudar no solo a los niños que necesitan apoyo, sino también podemos ayudar a nuestros amigos y familiares del entorno familiar; ya que se trata de una profesión gratificante.
Conclusión
La displasia de cadera, si bien es un problema físico importante tiene mucho que ver con la psicología de las personas y, sobre todo, con cómo estas mismas perciben su vida real. Si saben manejar sus problemas existen muchas posibilidades de llevar una vida activa. Con independencia de cual sea el trabajo realizado se tendrá siempre una mejor calidad de vida si hay apoyo, no solo del entorno sino también de nosotros mismos y la capacidad para aceptar nuestras dificultades.
Así como los alumnos que necesitan apoyo tienen un professor tutor, las personas con displasia tienen a sus familias en su lugar así como la posibilidad (si es necesario) de contar con un amigo o colega dispuesto a ayudarte sin importar lo mal del día haya salido. Con cariño y apoyo, es posible superar esta condición física y llevar una vida activa y emocionante.