La educación es un derecho fundamental que debe ser garantizado a todos los ciudadanos, sin dejar a nadie atrás. Sin embargo, en algunas instituciones educativas se ha planteado un debate sobre la forma de tratar a aquellos estudiantes que se dedican intensamente a preparar oposiciones para ingresar en el sector público. La pregunta es si es justificada la expulsión de estos estudiantes por esta razón.
La expansión del sector público y los procesos selectivos cada vez más competitivos han llevado a muchos jóvenes a ver en las oposiciones una forma segura y rentable de asegurarse un futuro estable. Esto ha generado que muchas instituciones educativas cuestionen si estos estudiantes están realmente interesados en seguir cursando sus estudios o solo lo hacen como un trampolín para obtener buenas condiciones salarias en el sector público.
Aunque la motivación detrás del esfuerzo de los estudiantes por prepararse para una plaza pública debe ser un tema que se considere, parece razonable preguntar si expulsándolos de su institución educativa porque busquen mejores opciones laborales están haciendo algo mal o infrigiendo alguna norma de la instituto. Muchos profesores y directivos sostienen que los estudiantes no deberían estar dedicando tanto tiempo a sus estudios, pero esto puede ser un tema subjetivo.
Pero, ¿qué sucede cuando estos esfuerzos excesivos por prepararse para acceder al sector público desembocan en un deterioro en la calidad de su aprendizaje?. La respuesta no siempre es clara porque como mencionamos anteriormente depende del contexto y el punto de vista que uno considere.
Pero, en última instancia, ¿hay algún aspecto de educación que deba ser limitado o restringido?
Opositar y la búsqueda del éxito
La pregunta a la hora de discutir sobre expulsar estudiantes por dedicarse demasiada atención a estudiar en prepararse para una plaza pública es si estos jóvenes están fallando como estudiantes debido a su motivación principal ya sea buscar mejores oportunidades o la preparación para los concursos. Una respuesta bien argumentada podría sugerir que son dos objetivos opuestos.
Sin embargo, el hecho de que no todos los estudiantes hayan encontrado el tipo de trabajo por los que se han preparado con tanto esfuerzo y dedicación lleva a preguntarse si estar enfocados demasiado en una sola opción puede ser perjudicial. Para muchísimos jóvenes, estudiar para acceder al sector público ha sido -y seguirá siendo durante mucho tiempo- un medio seguro para obtener el buen futuro económico sobre el que soñaron desde pequeños.
Muchas veces su motivación en la búsqueda de empleo y estudio reside precisamente porque a ellos les parecía la única opción plausible. Dejarse llevar por esta visión tan lineal al pensar podría dejar fuera, sin embargo, una perspectiva distinta sobre las oportunidades para construir habilidades útiles que se van desarrollando en el camino.
El problema radica siempre en encontrar un equilibrio saludable entre esforzarse en obtener trabajo y seguir adelante con tu formación académica. Es más fácil de decir que de hacerlo realmente, ya que los sentimientos, emociones y circunstancias personales juegan también un papel crucial a la hora decidir sobre lo que priorizar cada día.
Por esto mismo, una reflexión profunda antes de tomar desiciones y la motivación personal serán los instrumentos más importantes para evitar el desequilibrio entre el trabajo duro por buscar mejor calidad laboral y enriquecer al conocimiento mediante la educación.
La perspectiva de los estudiantes

Los estudiantes que se dedican a prepararse para oposiciones para entrar en el sector público lo hacen con una motivación clara: lograr un buen futuro para ellos y sus familias. Para muchos, esta es la única opción plausible debido a las condiciones económicas de su entorno, ya sean limitadas expectativas familiares o escasez de recursos.
La búsqueda de empleo puede ser tan intensa que muchas veces se olvida la importancia de seguir adelante con el propio aprendizaje. Por lo tanto, resultaría razonable asumir entonces que no habrá mucho descontento por parte de estos jóvenes si se les permite quedarse en sus instituciones y hacer un poco más en ese aspecto.
Sin embargo, hay un problema. Estar dedicado a estudiar -sin embargo con buen sentido común- puede llevar a que la calidad del aprendizaje sufra negativamente por ello.
Algunos profesores y directivos han sugerido como solución limitar la atención de los estudiantes al estudio para no afectar negativamente en sus conocimientos académicos. La idea detrás de esto se funda sobre considerar que dedicarse demasiado a estudiar -perdonad por el término repetitivo- puede conducir poco a poco al agotamiento y la falta interés en seguir cursando estudios.
Los beneficios de la educación
La educación tiene muchos beneficios. Algunos se refieren principalmente y principalmente, a los profesionales, pero otros como adquirir conocimientos para utilizarlos al interior de una empresa también son válidos y beneficiosos.
Así pues, mientras algunos critiquen el hecho a que estudiantes no solo busquen en sus estudios un trampolín más para las mejores oportunidades laborales por el cual han elegido la preparación para acercarse al sector público, otros podrían argumentar que estar interesados en seguir estudiando sin dejar de buscar otras vías de cara a conseguir su objetivo personal.
De cualquier forma, resultaría un paso adelante tener una visión más realista y flexibilizada sobre las motivaciones detrás del arduo esfuerzo por la educación.
¿Es posible encontrar una solución?

Una pregunta que debilita el argumento planteado sobre si se deberían expulsar a los estudiantes que se dedican intensamente a oposiciones para obtener plaza en el sector público se refiere básicamente al tiempo que estos tienen disponible (a nivel individual) y cómo lo usan. Por tanto, una pregunta legítima surge como, ¿se puede estudiar durante poco menos de 8 horas al día?
Por otra parte, es más que razonable considerar si dedicarse a oposiciones para acceder a empleos en el sector público, no sea simplemente un medio (que muchas veces se reduce sólo a una opción -realmente la más práctica y realista-, pero sin embargo no menos importante) del aprendizaje por parte de estos jóvenes.
Es difícil responder sobre si dedicarse a oposiciones es una opción poco justificada para serlo en función de los recursos disponibles como tiempo, dinero, etc. Lo cierto que puede deberse todo al contexto -por ejemplo vivir en un barrio con alta tasa desempleo-, ya que esta falta de información puede llevar a conclusiones diversas sobre si en realidad las oposiciones son soluciones viables para cada individuo.
Además, parece razonable creer en un equilibrio. Aunque estar muy enfocado sobre conseguir mejores trabajo mejorando habilidades podría hacer que se olvide la educación al tener demasiado tiempo dedicado, puede ser lo mejor porque como dijéramos varias veces antes, los estudios de muchos estudiantes van directamente conectados con su vida laboral a largo plazo.
Esto lleva a entender un poco más las cosas para poder ayudar y apoyar. No obstante parece difícil evitar el tema principal: ¿se puede tener ambos objetivos (estudios bien realizados + buena calificación profesional que te ayude a conseguir trabajo)?
Por eso se vuelve muy necesario hacer reflexión profunda al momento de decidir sobre lo importante que es estudiar o buscar empleo y cómo estos dos aspectos interconectan para poder llegar a la meta final.
La solución más razonable

Al final del día, encontrará una única conclusión realista como solución para un problema entre varios que resultaran de discutirlas todos. Para algunos individuos en particular, estudiar puede no ser su prioridad si se sienten limitado económicamente.
Porque hay muchas opciones diferentes y siempre estarán conectadas, es por esto que la educación y el trabajo se complementarán muy bien para conseguir buenos beneficios a largo plazo.